Gris Magenta

Iván Bejarano García
Universidad de Huelva


 

Gris Magenta

Azúcar. Huevos. Frutos secos y limones. Y sólo tres o cuatro monedas de euro en el monedero. Pesa más de lo que vale, aunque tenga un valor sentimental incalculable.
Un abril lluvioso del 2006, por las calles mojadas en un mercadillo cualquiera de Londres. Cuatro libras bastan para conseguir una bonita cartera de color grisáceo y magenta de simpática cremallera.
Diez años después, agrietada, no es capaz de aguantar apenas un puñado de céntimos sin derramar alguno.
El tiempo se apresura y hace mella en su apariencia, sin embargo, su interior más profundo sigue manteniendo aquel vivo magenta en cada pequeño pliegue de su fina tela.
Pero ya hizo demasiadas compras pesadas. Cansada.
Contiene lo suficiente para un cartón de huevos frescos. Lo único adsequible. Lo más esencial.
Pero después, ¿Es hora de guardar en un cajón aquello que dejó de ser útil? Quien sabe…
Los años no reparan los daños, pero dejan paso a nuevas oportunidades a quien lucha por tenerlas.
Sólo hace falta coser. Volver a unir las fisuras. Basta con un poco de hebra gris y una aguja nueva

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