‘Train to Busan’: Zombis y diferencias sociales a 350km/h

Train to Busan

Desde que William Seabrook publicara en 1929 el libro ‘The Magic Island’, donde relataba sus vivencias en Haití y los ritos vudú que allí se realizaban, los zombis se han convertido en un éxito mundial. Cualquier medio de comunicación de la cultura popular ha tenido como protagonista a los No Muertos, pero si hay un nombre que destaca sobre el resto, ese es George A. Romero. Él es el padre de los zombis tal y como los conocemos hoy en día. ‘La noche de los muertos vivientes’, de 1968, supuso un punto de inflexión para esta temática que desde entonces ha ido variando bastante poco, salvo por contadas excepciones.

Train to BusanAnte un abanico tan extenso de películas con estos seres como protagonistas, solo las más grotescas o más interesantes en su premisa consiguen destacar. Esto le ocurre a ‘Train to Busan’, filme coreano del director Yeon Sang-ho que logró llamar la atención de la crítica. El largometraje goza de una calidad y presupuesto bastante notable con una premisa que aúna la forma de actuar de los infectados de ’28 días después’ (sí, zombis que corren a toda velocidad con el único objetivo de infectar) con la agonía de no poder escapar de ellos al estar dentro de un tren.

Sok-woo y su hija Soo-ahn son dos pasajeros del tren de alta velocidad KTX que deciden viajar desde la capital de Corea del Sur, Seúl, hacia la ciudad de Busan. Momentos antes de que el vehículo inicie su marcha una joven infectada se monta en el tren. El KTX abandona la estación dejando a sus espaldas una ola de terror que acaba de comenzar. Frente a ellos, un agobiante y terrorífico recorrido depara.

‘Train to Busan’ logra aprobar de forma más que correcta, pero no está exenta de un argumento previsible y de una alta carga de moralidad y comportamientos por parte de los protagonistas que en ocasiones roza lo absurdo. Los infectados, porque no llegan a ser muertos vivientes como en otros filmes, son los que alcanzan el sobresaliente en esta película. Las escenas en las que su cerebro deja de funcionar de forma racional y el mal se apodera de ellos son brillantes. Unos movimientos que no palidecen ante los de Linda Blair en ‘El Exorcista’. Pero en eso se queda lo mejor de la película, en los zombis.

Train to Busan

Los pasajeros del tren son los clásicos estereotipos: una embarazada, una niña que sufre la separación de los padres, un padre que piensa más en su trabajo que en su familia, los dos adolescentes enamorados en secreto, una anciana, el fornido del grupo y el villano de turno. Pero un planteamiento corriente no tiene por qué estropear una película, simplemente que los asiduos a este tipo de cine no van a toparse con ninguna sorpresa.

El largometraje, que logra mantener en tensión al espectador de principio a fin, sufre en su conclusión la necesidad de meter con calzador un mensaje con alta carga moral, hasta el punto de caer en lo absurdo. Si ‘Train to Busan’ hubiera dejado a un lado esta obligación de idealizar a sus personajes, la película hubiera funcionado bastante mejor. Pero todo esto tiene un porqué: su director y guionista, Yeon Sang-ho, quería plasmar las diferencias sociales en una película atípica. La idea funciona, pero se nota demasiado el interés que hay detrás.

Aun así, dejando a un lado la ‘moralina’ y los personajes estereotipados, el filme coreano se deja disfrutar, hasta el punto de que en ciertos momentos no sepamos si estamos viendo una escena de ‘Guerra Mundial Z’ ambientada en Corea. Con unos actores que cumplen correctamente su cometido y una banda sonora que, salvo en contados momentos, funciona bastante bien, la película logra lo que quiere: entretener.

Por: Jon A. Sedano