Un “Godzilla” muy burocrático: ‘Godzilla Resurgence’

En una frase se puede resumir la premisa de ‘Godzilla Resurgence’ y, me imagino que también el resto de películas de la franquicia: una criatura gigante ataca Japón. En esta última edición, un reboot de la versión original del 1954, vemos la invasión del conocido bicho en un Japón moderno y perspectiva del gobierno japonés.

Entré a la película con la mente abierta pero sin demasiado entusiasmo. Nunca había visto una película de esta saga pero me habían dicho que son malillas. Sin embargo, ‘Godzilla Resurgence’, me sorprendió positivamente. Como he mencionado, vemos el desarrollo de la historia a través de las reuniones, decisiones y acciones que toma el gobierno, algo que, en mi opinión, le da un enfoque muy original a la historia, comparado con otras películas de acción o de desastres. Por ejemplo, en los primeros minutos de la película, nos enteramos de lo que ocurre mediante la conversación de los ministros y el Primer Ministro en la sala de reuniones, mientras intentan deducir el origen de los disturbios en el agua. Resulta incluso cómico ver cómo se ocupan del problema mediante papeleo y una reunión tras otra.

Se sabe que la creación del monstruo Godzilla en los años 50 fue parcialmente a raíz del trauma nacional causado por las bombas en Hiroshima y Nagasaki y, por lo visto, esta película del 2016 se trata de una referencia a los desastres que sufrió Japón en el 2011, es decir, el terremoto y tsunami en Tohoku, y el desastre nuclear de Fukushima. Muchos críticos han encontrado similitudes en la forma de actuar del gobierno en dichas situaciones con los hechos relatados en la película. Por ello, se puede considerar una sátira al gobierno japonés pero a la vez un halago a Japón como nación, ya que resulta inspirador ver la dedicación de muchos, que se unen y se sacrifican para trabajar juntos con el objetivo de salvar su país.

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El filme lleva un ritmo increíblemente rápido. Los personajes hablan rápido como si de Mark Zuckerberg en ‘La Red Social’ se tratase, los planos son cortos y muy seguidos y, en las dos horas que dura, no hay un momento de descanso ya que están continuamente pasando cosas. Te agachas un momento a recoger la chaqueta que se te ha caído y, al incorporarte, Godzilla ha evolucionado tres veces, se ha sacado la carrera y está a punto de casarse. Vale, exagero. Lo que quiero decir con esto es que la película requiere mucha atención para seguirla, pero esto es algo positivo, ya que se mantiene interesante constantemente: tanto en las escenas de acción, que resultan muy intensas y entretenidas, como en las escenas más burocráticas, mediante planos, efectos originales y un toque de humor.

Si hay algo de lo que no falta en este mundo, son películas de Godzilla (existen no menos de 30). Sin embargo, si como yo, no habéis sido introducidos a la franquicia, os animo a ver esta última entrega. Es entretenida, apta para estos tiempos y una buena forma de entender de qué va todo esto de Godzilla. También recomiendo verla en versión original subtitulada. Sí, está en japonés, pero os aseguro que es una experiencia completamente diferente ver una película, sea cual sea su idioma, con doblaje que en su versión original.  Ala, ¡a leer subtítulos!

Por: Paula Martínez del Cañizo.