‘Godzilla: Japón bajo el terror del monstruo’ o la apertura de un nuevo ciclo

La destrucción de varios barcos en el océano Pacífico provoca el pánico en Japón, en especial entre los habitantes de la isla de Odo, cercana al lugar donde ocurren estas catástrofes. Pronto, los vecinos de la isla comenzarán a hablar de un monstruo llamado Godzilla como posible causante de los diversos destrozos.

Con ‘Godzilla: Japón bajo el terror del monstruo’ nos encontramos, sin lugar a dudas, con un clásico del cine fantástico del que debemos hablar con el debido respeto que merece una cinta con tanta historia y repercusión como la creada por Ishirô Honda en 1954. Y es que estamos hablando de la película original de un monstruo como Godzilla, de la que tantas y tantas versiones se han hecho; la creadora de un género, el kaiju eiga; de una nueva etapa dentro de la historia del cine; de una película con historia. Creo que es importante tenerlo en cuenta.

Resulta de lo más interesante para cualquier espectador acostumbrado al cine actual sentarse a ver una película en blanco y negro con más de 60 años. Y lo es debido a lo cuán diferente es su realización. La rapidez de los cambios de plano y de escena, las transiciones en forma de barrido y fundido y otras cuestiones como la propia actuación de los personajes o el uso de la música nos hablan, precisamente, de esas desemejanzas propias de los cambios tecnológicos y eso, amigos, para los enamorados del cine es una gozada.

El papel de la música como elemento imprescindible de ambientación es  determinante y necesita de una especial mención a su autor, el compositor Akira Ifukube. Los matices de alegría, peligro, suspense y belicismo que nos transmiten a través de las diferentes composiciones son, simplemente, sublimes.

Mirar este filme con cierto aire retrospectivo  nos ayuda a comprender la historia de ese momento en un país como Japón, que acababa de liberarse muy recientemente de las cadenas estadounidenses tras la II Guerra Mundial. La estela de las dos bombas atómicas seguía presente en una sociedad que aún no se ha recuperado de las consecuencias de la invasión yankee, herida por las profundas secuelas de la guerra y todo ello se refleja claramente en esta película, en la que se le otorga toda responsabilidad de la aparición del monstruo a las radiaciones. Y además, esta crítica se realiza tanto desde la perspectiva política, explicando el daño que, internacionalmente, puede causar una noticia de tal calibre;  como la social, en la que se refleja la preocupación de la ciudadanía que expresa su necesidad de información.

Otros temas tienen relevancia en la trama como son la ética profesional y el equilibrio entre el  avance científico y la seguridad y el bienestar social, encarnado en el personaje del doctor Serizawa; o el amor desde una perspectiva plural y amplia de la palabra.

Hablar de una película con tanta historia y reconocimiento, permite ahondar en otras cuestiones que se alejan de los matices más puramente técnicos, como puede ser la simbología detrás de Godzilla. Porque, es cierto, y no podemos obviar que la gran tradición mitológica del país nipón tiene mucho que ver con la creación de una película de estas características, pero, ¿no creen que bajo el monstruo existe un trasfondo mucho más profundo que el del entretenimiento del público? Al menos, así lo creo yo. Godzilla no es solo un monstruo físico, sino que representa las catastróficas consecuencias del lanzamiento de dos bombas atómicas, representa la necesidad de recordarse a sí mismos las terribles circunstancias de esos acontecimientos para nunca nunca más repetirlos. Porque un pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla. Y realmente, creo que de eso trata Godzilla. A todo esto, debemos sumarle la sensibilidad de los espectadores de la época para con los recuerdos de la reciente guerra.

Sin olvidar la complejidad que supone a nivel técnico la puesta en escena de un monstruo del que se dice que mide 45 metros de altura aproximadamente. Como curiosidad, reseñar que Godzilla no es más que un traje de látex para dos personas situado sobre maquetas a escala. Otra muestra de la grandiosa magia del cine encarnada en esta cinta.

Por Esperanza Burgos