Título Original: "The Ghost and Mrs. Muir". U.S.A., 1947.
Producción: Twentieth Century Fox.
Director: Joseph L. Mankiewicz.
Guión: Philip Dunne basado en la novela de R.A. Dick (Josephine A.C. Leslie).
Fotografía: Charles Lang. B/N.
Montaje: Dorothy Spencer.
Música: Bernard Herrmann.
Intérpretes: Gene Tierney, Rex Harrison, George Sanders, Edna Best,Vanessa Brown, Anne Lee, Natalie Wood.
Duración: 104 min. V. O.S.E.

The Ghost and Mrs. Muir es una notable rareza dentro de la trayectoria de Joseph L. Mankiewicz, un relato romántico con elementos sobrenaturales que se articula en torno a la historia de amor entre una joven viuda que alquila un caserón cerca del mar y el fantasma del marino que antes lo habitaba. El paso del tiempo ha convertido esta pieza aparentemente modesta en uno de los trabajos más agradables e ingeniosos de su autor, en el fondo coherente con todos los planteamientos dramáticos y estéticos que dominaron el conjunto de su carrera, y a la vez una joya singular, que brilla con luz propia gracias a su personal combinación de melodrama sentimental, no exento de toques de comedia, y fantasía ensoñadora. La espléndida fotografía en blanco y negro de Charles Lang, la partitura de Bernard Herrmann y las extraordinarias interpretaciones de la pareja protagonista redondean las virtudes de este clásico, cuyas formas elegantes no deben hacernos olvidar su condición de obra atípica y heterodoxa.

Considerado con justicia uno de los cineastas más personales e inteligentes del cine norteamericano, Joseph Leo Mankiewicz (1909-1993) se inició en Hollywood como guionista y productor antes de debutar como realizador a finales de la década de los cuarenta. Sus películas, famosas por sus complejos personajes, brillantes diálogos y lúcidas digresiones sobre el comportamiento humano, incluyen títulos que ya son clásicos del cine, tales como A Letter for Three Wives (Carta a tres esposas, 1949), All About Eve (Eva al desnudo, 1950), Julius Caesar (Julio César, 1953), The Barefoot Contessa (La condesa descalza, 1953), Suddenly, Last Summer (De repente, el último verano, 1959), Cleopatra (Cleopatra, 1963) o Sleuth (La huella, 1972).

Título Original: "Futureworld". U.S.A., 1976.
Producción: Paul N. Lazarus III y James T. Aubrey.
Director: Richard T.Heffron.
Guión: Mayo Simon y George Schenck.
Fotografía: Howard Schwartz y Gene Polito.
Efectos Especiales: Gene Griggs y Brian Sellstrom.
Música: Fred Karlin.
Intérpretes: Peter Fonda, Blythe Danner, Yul Brynner, Arthur Hill, John Ryan.
Duración: 100 min. V.O.S.E.

Secuela de Westworld (1973), FUTUREWORLD contiene un tanto el impacto de la trama argumental original -robots rebelándose contra sus amos humanos- sustituyéndola por una sorpresa que no habría estado fuera de lugar en un serial de los años treinta: Arthur Hill interpreta al administrador de Delos, que planea dominar el mundo sustituyendo por robots a los líderes de las mayores potencias. El desprevenido espectador puede llegar a encontrarse ante impensables giros argumentales en una película que, si bien deja a un lado los conceptos de la pureza y frialdad de los robots, tal y como son presentados en su predecesora, sabe encontrar nuevos ganchos para mantener el interés hasta el final. Prueba irrefutable del éxito de ambas partes es que en 1980 se produjera la teleserie Beyond Westworld.

La película está magníficamente interpretada por Blythe Danner y por un intrépido reportero Peter Fonda, ambos la única esperanza de la Humanidad a la hora de combatir a esta nueva amenaza mecánica.

Título Original: "This Island Earth". U.S.A., 1955. Producción: William Alland.
Director: Joseph Newman.
Guión: Franklin Cohen y Edward G. O´Callaghan.
Fotografía: Clifford Stine.
Efectos Especiales: Clifford Stine y Stanley Horsley.
Montaje: Joseph Gershenson.
Música: Henry Mancini, Herman Stein y Hans Salter.
Intérpretes: Jeff Morrow, Faith Domergue, Rex Reason, Russell Johnson, Douglas Spencer, Reg Parton, Ed Parker.
Duración: 100 min. V.O.S.E.

A primera vista, This Island Earth es la típica space opera con combates interplanetarios y monstruos con ojos de insecto, pero, al igual que Planeta Prohibido, contiene una perturbadora subtrama que resulta evidente a poco que prestemos atención. El argumento es bien sencillo: alienígenas del planeta Metaluna, en guerra con los Zahgons, raptan a un grupo de científicos humanos y les ordenan que les ayuden a reparar el defectuoso escudo planetario que protege Metaluna.

Varios elementos hacen de esta cinta un caso aparte respecto al resto de películas de ciencia ficción de la época: los alienígenas amistosos, la idea de que la energía atómica puede ser empleada con fines benéficos, el imaginativo uso del color (fue una de las últimas películas realizadas mediante el proceso de tres bandas del Technicolor) y sus extravagantes efectos especiales. Pero más interesante es el hecho de que, junto a Planeta Prohibido (con la que comparte el honor de ser uno de los mejores títulos del genero de todos los tiempos), muestra el verdadero interés de los escritores de ciencia-ficción de la época, ya que, bajo su apariencia pulp, oculta verdaderos ejemplos de pensamiento especulativo.

Los debates planteados por la película son complejos y en ellos se muestra el evidente contraste entre los intelectuales aunque pasivos metalunianos y la visión tecnológica de los científicos humanos, eminentemente más efectiva a pesar de sus limitaciones. Además, la historia narrada en This Island Earth contiene una dimensión moral que vuelve a las situaciones dramáticas aún más intensas, dando como resultado una cinta que se torna más y más interesante a medida que se profundiza en ella y se sacan a la superficie las contradicciones que su aparentemente lisa superficie a duras penas consigue contener.

Título Original: "Things to Come". Gran Bretaña, 1936.
Producción: Alexander Korda.
Director: William Cameron Menzies.
Guión: H. G. Wells, basado en su libro "The Shape of Things to Come".
Fotografía: Georges Périnal. B/N.
Efectos Especiales: Música: Arthur Bliss.
Intérpretes: Raymond Massey, Edward Chapman, Ralph Richardson.
Duración: 113 min. V.O.S.E.

A pesar de ser un desastre en las taquillas, Things to Come sigue siendo una de películas de ciencia ficción más importantes de todos los tiempos. Basada en la novela de H.G. Wells The Shape of Things to Come y bajo la supervisión del propio autor, la película comienza en 1940, situando al espectador en el inicio de la II Guerra Mundial para desplazarse después en el tiempo hasta la desolación de un 1970 en el que la ciudad de Everytown, ahora poco más que un montón de ruinas, está dominada por un cruel mandatario. Sin embargo, la llegada de Cabal con su gas de la paz transforma a todos los habitantes de la ciudad en buenos ciudadanos. La acción avanza más tarde hasta el 2036, año en que Everytown se ha transformado en una pacífica y próspera Utopía lastrada únicamente por la pomposidad de sus líderes y la falta de imaginación de sus habitantes. La solución de esta nueva y nada alentadora situación nos conducirá hasta la sorprendente conclusión de la cinta.

Quizá la mayor virtud de Things to Come sea, por encima de filosofar acerca de las ideas de Wells acerca del futuro o lo acertado de sus planteamientos, la increible habilidad del director Cameron Menzies para dar vida al en ocasiones demasiado borroso mundo descrito por el autor de la obra original, dando como resultado una película que, pese a rozar en ocasiones el espinoso terreno de lo banal, rezuma tales cantidades de confianza en si misma y en los argumentos que plantea que finalmente consigue convencer al fascinado espectador.

Título Original: "Westworld". U.S.A., 1973.
Producción: Metro Goldwyn Mayer. Director: Michael Crichton.
Guión: Michael Crichton. Fotografía: Gene Polito. Color.
Efectos Especiales: Charles Schulthin.
Montaje: David Bretherton.
Música: Fred Karlin.
Intérpretes: Yul Brynner, Richard Benjamin, James Brolin, Norman Bartold.
Duración: 90 min. V.O.S.E.

Un grupo de turistas llega a un supersofisticado parque de atracciones en el que robots y decorados se aúnan para ofrecer fidedignas reproducciones de paisajes del pasado. La Roma Imperial, la Edad Media y el Salvaje Oeste son las tres opciones que los visitantes pueden disfrutar. Richard Benjamin elige el Oeste, y cuando los androides -cuyas pautas de funcionamiento nadie conoce con exactitud, dado que algunos de sus componentes han sido diseñados por otras máquinas- son afectados por una suerte de epidemia cibernética violenta que los convierte en asesinos, se las ha de ver con el pistolero negro, a quien acribilla en tres ocasiones antes de hacerlo desaparecer definitivamente.

Con unos actores principales, Benjamin y Brynner -como el pistolero negro-, excelentes, Michael Crichton -hasta entonces, y posteriormente, escritor de éxito- desarrolla una magistral idea de forma escarpada. Momentos memorables, como la escena del primer duelo entre los personajes principales, se superponen a minutos de tedio, configurando un conjunto desigual pero disfrutable. Interesantísima como experimento en torno a las posibilidades de la fusión genérica, Almas de Metal disfruta de una tibia y desapasionada, que no monocorde, realización en la que nada -pese a ser Crichton un autor fascinado por el caos- resulta arbitrario.

Almas de Metal es una ensalada de géneros -western, histórico- servida fría; un tecno-thriller de ciencia ficción en el que su director y autor, ejerciendo de saltimbanqui caprichoso, cambia de registro con acierto milimétrico, pero con aparente atonía.